El 23 de abril de 1982 nació el primer ordenador doméstico de 8 bits fabricado por la compañía británica Sinclair Research. Hoy se cumplen 30 años de su nacimiento. ¡Feliz cumpleaños, ZX Spectrum!
La llegada de los ZX Spectrum a nuestros hogares supuso toda una revolución social que marcó el inicio de una década mítica para el ocio y el entretenimiento de los más jóvenes. Los años ochenta alumbraron una serie de innovaciones tecnológicas que hoy observamos con no poca nostalgia.
La década de los ochenta era tiempo de películas de acción estilo Rambo, series de televisión como V, y entrañables videojuegos como Sir Fred, o Abu Simbel de Dinamic Software. Esto… ¿Dinamic? ¡Qué tiempos! Dinamic, aquella compañía española de la Edad de Oro del Software Español (Dinamic, Topo Soft, Opera Soft o Zigurat). Aquello sí que eran juegos, y eso que era necesario esperar más de una eternidad en que cargasen ¿Quién no se acuerda de aquellas cintas llamadas cassettes y del consabido load comillas? ¿Y de la doble pletina? ¿Y de los videojuegos a 875 pesetas, precio estándar? ¿Y del ruido que hacían al cargar?
Sin duda una de las características de esta nueva forma de ocio propia de los años ochenta es que era totalmente compartida. En aquellos tiempos, a lo sumo un único amigo de la pandilla tenía un Spectrum o un video doméstico, fuese Beta o VHS, por lo que era habitual disfrutar de todo esto en grupo, anunciándolo como el evento del siglo. ¿Qué fue de aquellas tardes de sábado en las que nos reuníamos los cinco amigos de siempre compitiendo por turnos al Fernando Martin Basket? Y esto en el caso de los Spectrum que era la plataforma más barata con diferencia. Como dato decir que un Amstrad, el cual se vendía conjuntamente con monitor de color o fósforo verde, podía costar el primero entre 70.000 y 100.000 pesetas según donde lo comprases. Lo sé perfectamente porque la de vueltas y números que tuve que hacer siendo un niño, es algo que ya no se olvida nunca; unas emociones absolutamente impagables.
Aunque el Spectrum hizo mítico su nombre para la posteridad, lo cierto es que no tardaron es salirle duros competidores al poco tiempo. Pasado el ecuador de la década, ya eran habituales las discusiones entre usuarios del Spectrum, el Comodore 64, el MSX y el Amstrad CPC.
No tardaron en formarse grupos, y para cada uno lo suyo era lo mejor. Como usuario que fui de un Amstrad CPC, por supuesto no puedo decir otra cosa más que éste era el mejor sin lugar a dudas. Tanto su poderoso sonido —bueno, quizás un poco estridente—, como sus vívidos gráficos llenos de color —bueno, quizás algo pixelados—, eran la envidia de todos los “espectrados” de mi clase.
Estas plataformas que cito eran totalmente incompatibles entre sí. Aunque los videojuegos se grababan en cintas, los de un Spectrum no servían para un Amstrad, y viceversa. Y si ya era difícil comprarte un cacharro de estos, mucho más cómprate otro a mayores porque no tenía nadie con quien compartir videojuegos pues tus tres o cuatro amigos se habían comprado una plataforma distinta. Eran otros tiempos, no había internet, y conseguir juegos no era fácil.
Otro aspecto que contribuyó a aumentar las diferencias entre usuarios de una y otra plataforma, fueron las revistas. Hasta que se popularizó la Micromanía, la cual tenía secciones para todas ellas, hubo una época en la que la gente solía consumir revistas específicas para su plataforma. Yo solía comprar la Amstrad User, Amstrad Personal, o Amstrad Semanal de MicroHobby, por ejemplo.
La mayoría de estos juegos eran de tipo arcade o plataformas. Todos muy sencillos pero terriblemente adictivos. Lo que tenía valor era el juego en sí mismo, y no los gráficos u otros aditamentos a los que estamos acostumbrados en la actualidad.
A pesar del tiempo no todo está perdido. Cada vez son más los aficionados a esta retro informática, y aunque los juegos son la mayoría accesibles a través de emuladores, tanto los originales como sus plataformas, han entrado desde algún tiempo en una especie de mercado de antiguedades donde no solo se comercia con los aparatos, sino también con ese sentimiento con el que uno trata de reencontrarse, y existen casos en los que se han llegado a pagar sumas importantes.
Consejo: Si todavía guardas algo de esto en el trastero, desempólvalo, y trátalo con el cariño que se merece, porque igual vale una fortuna.
P.D.: ¿Y tú, de cuál eras, Spectrum, Amstrad, Comodore, o MSX?