La sonda espacial robótica Voyager 1, lanzada por la NASA en el año 1977, es decir, hace treinta y cinco años, ha alcanzado por fin el límite de Nuestro Sistema Solar, rebasándolo.
Le decimos «adiós..., y buena suerte». A partir de este momento solo ella conocerá los misterios insondables que nos aguardan más allá de la frontera de nuestro espacio, algo que ya quisiésemos para muchos de nosotros, pero de momento, no nos queda otra que conformarnos con nuestra imaginación, y la de tantos escritores pulp aficionados al género.
Esta frontera se sitúa a 18.000 millones de kilómetros del Sol, y llegar hasta allí le ha llevado su tiempo, concretamente 35 años. Resulta curioso el hecho de que cuando se lanzó ni siquiera existían los teléfonos móviles, ni los ordenadores personales tal y como hoy los concebimos. Y aun así, después de tanto tiempo, esta sonda no entiende de conceptos modernos como la obsolescencia programada, y sí…, sigue funcionando y enviando datos.
«Los científicos de la Voyager se acercan a una conclusión inevitable pero histórica: el primer emisario de la Humanidad al espacio interestelar está en los confines de nuestro Sistema Solar», afirma en un comunicado el Centro de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés).
Según Ed Stone, uno de los científicos responsables del proyecto, las nuevas partículas que está registrando la sonda Voyager 1 proceden de otras estrellas de la galaxia y son cada vez más abundantes, y, según los últimos datos enviados, indican que se encuentra en una nueva región. En palabras suyas, dice: «Desde enero de 2009 a enero de 2012 ha habido un incremento gradual de en torno al 25% en la cantidad de rayos cósmicos galácticos que detecta la Voyager -explica Ed Stone-, pero recientemente hemos visto una rápida escalada en esa parte del espectro energético (…). Las leyes de la Física dicen que, algún día, la Voyager se convertirá en el primer objeto hecho por el hombre que entre en el espacio interestelar, pero todavía no sabemos exactamente cuándo ocurrirá ».
En efecto, desde el 7 de mayo los impactos de rayos cósmicos se han incrementado un 5% por semana. Ahora, los científicos esperan descubrir nuevas señales de que la sonda cruza la frontera imaginaria de nuestro sistema, tales como un cambio en las fuerzas gravitatorias y magnéticas.
Buscando extraterrestres a quienes saludar
Voyager 1 es, sin duda, una misión de la que la NASA puede sentirse más que orgullosa. La sonda y su hermana gemela, la Voyager 2, fueron lanzadas hace 35 años desde Cabo Cañaveral con la misión de explorar el Sistema Solar.
En estos momentos, la 1 se encuentra a unos 18.000 millones de kilómetros del Sol y se desplaza a 17 kilómetros por segundo. Los datos que emite tardan 16 horas y 38 minutos en llegar a la Tierra. Su gemela se encuentra a unos 15.000 millones de kilómetros del Sol.
Entre las dos han explorado los planetas gigantes de nuestro sistema: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, y 48 de sus satélites.
Las baterías de plutonio de las sondas están diseñadas para funcionar hasta 2025. A partir de esa fecha, dejarán de transmitir a la Tierra, pero continuarán su viaje hacia otras estrellas de la Vía Láctea. Ambas llevan un saludo de la Humanidad dirigido a una inteligencia extraterrestre.
Se trata de una grabación de un disco de cobre con sonidos e imágenes de la vida y la cultura terrestres seleccionados por un grupo de intelectuales bajo la dirección del científico Carl Sagan.
¿Y no sería mejor estar calladitos?
Esto de enviar saludos al espacio suena muy bien, pero quizás sería mejor pasar desapercibidos y no ir llamando tanto la atención, por lo menos mientras no tengamos una tecnología más avanzada, ya que, quien venga a visitarnos, por el simple hecho de hacerlo, está claro que será muy superior a nosotros, y esto puede que no nos haga ningún bien. Recurrir a la ciencia ficción puede que nos haga una idea de los peligros que nos aguardan ahí fuera.
Esto es algo sobre lo que ya ha alertado en varias ocasiones el astrofísico británico Stephen Hawking, quien cree que el ser humano debería hacer todo lo posible para evitar el contacto con seres extraterrestres: «Sólo debemos mirarnos a nosotros mismos para ver cómo la vida inteligente puede convertirse en algo que no quisiéramos conocer».
Hawking, en otra de sus declaraciones: «Si los extraterrestres nos llegan a visitar, creo que el resultado sería muy parecido a como cuando Cristóbal Colón llegó a América, lo que no terminó muy bien para los indígenas», ha indicado. «Imagino que habiendo utilizado todos los recursos en su planeta natal, esas civilizaciones extraterrestres avanzadas se volverían nómadas, buscando conquistar y colonizar cualquier planeta que pudieran alcanzar».
Fuente: SPACE