Un arqueólogo de Belize demanda a los productores de Indiana Jones por haberles robado la calavera de cristal
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, o lo que es lo mismo, Indiana Jones IV, es hasta ahora la última secuela de este aventurero magistralmente interpretado por Harrison Ford, en claro homenaje a los pulps clásicos y sus temáticas “lost races”, pero también la más polémica de la saga. Dicha polémica no es gratuita, pues la película, aun siendo puro entretenimiento palomitero, deja muy atrás esa esencia tan característica y especial, de las entregas anteriores.
Indiana Jones IV, sin ser mala, no logra trasmitir las mismas emociones que sus predecesoras, sin embargo, la última polémica que acaba de surgir entorno a la producción de la misma, y más concretamente en lo que se refiere a uno de los elementos de atrezzo empleados, debemos calificarla de extraña, y eso como poco. Nos referimos a la calavera de cristal, y a este artículo que acaba de salir a la luz: «Archaeologist suing makers of Indiana Jones, claiming their Crystal Skull is too accurate» (Un arqueólogo demanda a los productores de Indiana Jones porque la calavera de cristal utilizada en la película era demasiado perfecta)
El citado artículo de Lauren Davis, comienza con una simpática pregunta: ¿Puede una película de ciencia ficción ser demasiado rigurosa desde un punto de vista histórico? No sabemos si el denunciante, Dr. Jaime Awe, director del Instituto de Arqueología de Belize, habrá denunciado al Estudio de LucasFilm y Paramont Pictures, con fundamento de causa, o simplemente para llamar a la atención, pero lo que viene alegando es que la calavera de cristal empleada en la película, tiene un parecido sorprendente con una igualita hallada en Belize, y que fue robada hace 88 años por un caza tesoros.
Según la demanda se trata de una calavera que perteneció a la cultura Maya, una talla de cuarzo lechoso que se asemeja a un cráneo humano, a la que se le atribuyen poderes sobrenaturales. Existen cuatro en todo el mundo, repartidas por el Museo Británico de Londres, el Museo Branly en Paris y el Smithsonian de Washington. Pero ¿dónde está la cuarta? Según el doctor Awe, durante la era dorada pulp, no todo era escribir relatos de aventura y misterio en busca de civilizaciones perdidas, así como de todo tipo de objetos mágicos, sino que muchas de estas historias tenían una base absolutamente verídica. Y este es el caso de un aventurero llamado, F.A. Mitchell-Hedges, que, según la versión de doctor ahora demandante, viajó a principios de los años veinte a Belize, junto a su hija adoptiva Anna Mitchell-Hedges. Tras descubrir la calavera en un templo en ruinas en América Central, la sacaron ilegalmente del país, tal cual haría el mismísimo Indiana Jones. Ahora, el doctor Awe reclama el reconocimiento y la procedencia de esa calavera para su país, y así participar en los beneficios de la película.
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