Puro Pulp, máxima acción y entretenimiento asegurado ¡Regresa el cine de los 80!
El cine ochentero y la literatura pulp son compañeros de viaje inseparables, de hecho son como uña y carne. El problema, sobre todo para los amantes de este tipo de historias, es que ni estamos en los ochenta, ni el pulp está de moda (esto…, sí, sí que lo está y cada vez más, ¡eh!, al menos por la parte que nos toca). Lo cierto es que, centrándonos en el mundo del celuloide, las películas actuales son demasiado penosas como para llamar la atención de todo aquel que no sea, o un aguerrido gafapastas, capaz de encontrar la quinta esencia en títulos como: Explicación: La llegada (Arrival, 2016), o un joven palomitero demasiado conformista, disfrutando de su coca cola al son del guasap, con remakes estridentes en modo versión infinita, sin tan siquiera saber o conocer los grandes clásicos, de dónde provienen. Por suerte, de vez en cuando aparece una película diferente que logra lo imposible, esto es, sorprendernos. No hace mucho comenté uno de esos títulos especiales: La autopsia de Jane Doe. ¡Peliculón!, y en las líneas que siguen, haremos lo propio con uno que nada tiene que ver, pero que entretiene como pocos. Hablamos de Kong: La isla calavera (2017).
Debo reconocer que, justo en el instante que supe de un nuevo remake de King Kong, tuve un ataque inesperado de pirosis. El estómago me ardía profundamente al tiempo que mi incredulidad me atizaba en el cogote, como cuando era crio y los compañeros repartían collejas a diestro y siniestro, nada más verte desprevenido. Aunque Hollywood atraviese una de las peores crisis creativas que se conocen, creo que ni la mente más ingenua y atrevida, se le ocurriría rodar un remake de Kong, y es que la historia ya lleva unas cuantas películas sobre sus espaldas; una historia que ya no da más de sí. Atrás, en el recuerdo, quedan los títulos de 1933, en glorioso blanco y negro, mítica película para el recuerdo, al igual que la divertida y sensual interpretación de Jessica Lange en la versión del 76, en competencia directa con Naomi Watts, en la de 2005, ambas rivales por el corazón de Kong. Entremedias, hubo un montón de títulos con mayor o menor fortuna, unas veces con el hijo de la bestia repartiendo mamporros, y otras enfrentándolo en disparatados versus, siendo el de Godzilla el más recurrido. A la vista de todo esto, que no es poco, para un personaje y una aventura tan trepidante como limitada, lo cierto es que superar la obra de Peter Jackson, en teoría, quedaba fuera de lo posible. Claro está, con permiso de los subproductos de éxito inesperado, como los Sharknado y otras criaturas inimaginables, con las que se podría enfrentar el bueno de Kong. Sea como fuere, si yo soy productor y algún joven incauto o entusiasta se le ocurriese poner sobre mi mesa un nuevo guion de King Kong, se lo haría tragar delante de mí, solo por semejante ofensa.
Sin embargo, la vida te da sorpresas, y de vez en cuando para bien. Ya cuando vi el tráiler me di cuenta de una cosa, ésta no iba a ser otra película de King Kong, ésta era algo diferente, y eso es clave, la diferencia. Y no solo es diferente, sino que además es cien por cien pulp. Desde los primeros minutos, con un arranque nada convencional para lo que es la historia, ya nos damos cuenta de una cosa esencial, la acción y la aventura desvergonzada no nos darán ni un solo segundo de respiro. Otro hecho destacado es la época en la que se contextualiza la aventura, los años 70; un pequeño aliciente que supone todo un soplo de aire fresco. El comienzo no puede ser más pulp, presentándonos unos personajes estereotipados al máximo, como rigen los cánones del género, con el aventurero, el entusiasta, el científico, la chica... y el malo, obstinado en sacrificarlo todo con tal de alcanzar su gloria personal, esto es, matar al mono.
Por supuesto, no podían faltar ni las teorías disparatadas, como “La tierra hueca”, ni los militares armados hasta los dientes, dispuestos a morir por una buena causa, es decir, entretenernos. Luego está la trama, que no tiene mucho que ver con la original, alejándose del mito y ofreciéndonos, todo hay que decirlo, un carrusel de monstruos y situaciones impactantes pero que no dejan de estar copiadas de otras películas. Las referencias son múltiples, y seguro que el gafapastas de turno gozará como un enano remarcándolas y destacándolas, para recordarnos que el director no es más que un vendedor de turbomix en paro, y que no se le ocurrió mejor cosa que reactivar su negocio rodando esta película. Aquellos que vayan más allá, seguro que verán mensajes subliminales que inciten al espectador a comprar una Moulinex Turbomix Plus de inmediato, pero a todo amante del buen pulp esto le importa un rábano, porque la mezcla es tan maravillosamente trepidante, que ni te darás cuenta, ni te importará, y lo único que no querrás es que la película termine tan pronto, y eso que son casi dos horas de tiros, carreras, explosiones y bichos gigantescos.
Sin duda el elemento diferenciador con respecto a otras películas de King Kong es la militarización a la que se ve sometida desde el inicio. Aquí tenemos a un equipo explorador que sabe más de lo que dice y, por si las moscas, solicita una escolta militar en condiciones. De repente, como si fuese una toma falsa de Apocalypse Now, marchan sobre la isla a ritmo de rock and roll no sé cuántos helicópteros de combate, tantos que aun no me explico de donde salen, teniendo en cuenta que la escolta llega a la isla en un carguero de capital privado, pero en fin, esto es pulp y tampoco nos vamos a poner quisquillosos. Lo cierto es que tampoco importa mucho, porque en una isla con mosquitos del tamaño de un Boeing 747, y eso en cuanto a los bichos más pequeños, pues los helicópteros poco tiempo duran en el aire. Unos instantes más tarde, tras lucir hermosas insignias de combate amarillo fuerte sobre verde militar, todo lo que parecía un ejército invencible, capaz de conquistar el mismísimo Vietnam, con un Samuel L Jackson al mando, famoso por su Pulp Fiction, pronto queda reducido a un pequeño comando más o menos operativo, y más o menos armado, donde los jóvenes asustadizos encabezarán una terrible expedición llena de penurias, todo ello con el único objetivo de salvar el culo, en otras palabras, abandonar la isla lo más pronto posible.
Lo mejor: La esencia pulp ochentera. Lo tiene todo y lo tiene bien. Es pulp y no se avergüenza de ello. Otra cosa que me ha gustado es que omite la parte de la historia que se desarrolla en New York y su dichoso Empire State con triste final. Siempre he odiado esta parte. Toda la película tiene lugar en la isla y eso me gusta.
Lo peor: Nada que destacar…, bueno, si nos ponemos tiquismiquis, pues los personajes, faltos de carisma en los principales y anodinos los secundarios, que parecen relleno, forraje para alimentar a las bestias. La tribu de indígenas..., una mera comparsa; y el monstruo final, no tan grande como lo pintan. Así como el exceso de referencias a otras películas, ya sea Pacific Rim, Apocalypse Now o Godzilla, entre otras muchas. Tantas, que podría dar la sensación de ser un corta y pega, y sigo por que me toca; o algo así.
Veredicto: Si te gusta el cine ochentero y los relatos pulp clásicos, de aventuras y fantasía, ésta es sin duda tu película. Es cierto que se le podrían criticar muchas cosas, pero no vamos a hacerlo, pues cumple con las expectativas. Queremos más películas como ésta, aunque no me extrañaría que tuviese segunda parte, visto lo visto.
Ficha: Título original: Kong: Skull Island. Año: 2017. Duración: 120 min. País: USA. Director: Jordan Vogt-Roberts. Guion: Dan Gilroy, Max Borenstein, Derek Connolly (Historia: John Gatins). Música: Henry Jackman. Fotografía: Larry Fong. Reparto: Tom Hiddleston, Brie Larson, Samuel L. Jackson, John C. Reilly, John Goodman, Corey Hawkins, John Ortiz, Tian Jing, Toby Kebbell, Jason Mitchell, Thomas Mann, Shea Whigham, Eugene Cordero, Marc Evan Jackson, Will Brittain, Miyavi, Richard Jenkins, Allyn Rachel, Robert Taylor, James M. Connor, Thomas Middleditch.
Sinopsis: En los años 70, un variopinto grupo de exploradores y soldados es reclutado para viajar a una misteriosa isla del Pacífico. Entre ellos están el capitán James Conrad (Tom Hiddleston), el teniente coronel Packard (Samuel L. Jackson) y una periodista (Brie Larson). Pero al adentrarse en esta bella pero traicionera isla, los exploradores encontrarán algo absolutamente sorprendente. Sin saberlo, estarán invadiendo los dominios del mítico Kong, el gigante gorila rey de esta isla. Será Marlow (John C. Reilly), un peculiar habitante del lugar, quien les enseñe los secretos de Isla Calavera, además del resto de seres monstruosos que la habitan.