Si tienes la imaginación atorada, y necesitas alguna nueva criatura pulp para tus historias de terror y fantasía, échale un vistazo a la naturaleza
Es bien conocido el dicho de que la realidad supera a la ficción, y no se puede estar más de acuerdo. Muchas veces, un autor pulp sufre de bloqueo creativo cuando está manos a la obra, y describir algún tipo de criatura imposible, más allá de recurrir a los cuerpos amorfos y los consabidos tentáculos, pues de fácil tiene poco. Y el bicho, en cualquier trama que se precie, es sumamente importante. Y no solo es importante en sí mismo, sino también por el uso que se haga de él. Todos sabemos que en una película de terror, enseñar al monstruo en los primeros fotogramas es un fallo que tira por tierra todo lo que pueda venir después. El truco está en sugerir y mostrar lo justo, para ir desvelando el misterio, el monstruo en cuestión, a su debido tiempo. Pero… ¿cómo debería ser el bicho perfecto?
Imposible responder a esa pregunta, pero lo que sí está claro es que cuanto más original mejor. Ya todos sabemos cómo son los aliens, los zombies, y los vampiros, y esto de original no tiene nada. Un recurso habitual en el pulp clásico son los BEM (Bug Eyed Monster), o lo que es lo mismo, coger insectos de toda la vida y sobredimensionarlos para aterrorizar a la bella damisela de turno. Las películas de bichos terribles nunca fallan, el problema es que al igual que los zombis o los vampiros, uno ya está un poco harto de ver siempre la misma película, unas veces con arañas gigantes, otras con hormigas, y otras con cucarachas. Raro es el insecto común que no ha sufrido las mutaciones pertinentes para meternos el miedo en el cuerpo. A veces es necesario no solo un buen argumento, sino también mostrar un bicho completamente distinto a lo que todos conocemos.
Y si la imaginación falla a la hora de crear un nuevo bicho pulp, entonces échale un vistazo a la naturaleza. La vida microscópica está llena de criaturas inimaginables que nos haría estremecer solo de pensar en que pudiesen ser reales, y el hecho es que lo son, pero como no las vemos, no le damos importancia. Pero tampoco es necesario afinar tanto la vista, en el reino de los insectos hay ejemplos increíbles como el Treehopper, un bicho calificado como el más extraño de cuantos existen, y que nadie acaba de saber muy bien para que sirve toda la parafernalia que lleva sobre la cabeza.
El Treehopper es un insecto que pertenece a la familia de los Membracidae, donde se incluyen más de tres mil especies, y cuyos miembros son a cada cual más raro y extraño que el anterior. Desde el Bocydium globulare, un esperpento difícil de entender, hasta la bella Cyphonia (lo único que tiene de bello es el nombre), pasando por el citado Treehopper.
Fuente: io9.com
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